jueves, 19 de septiembre de 2013

Volver a un lugar que sigue igual para ver lo que en uno mismo ha cambiado. O eso dicen

Que no daria yo por una buena noche estrellada, de esas de abrazarte a la chaqueta,  no creas que pido poco.

Que mi cabeza siempre tiende a desvariar mas de la cuenta y aqui nadie tiene las pelotas de pedirle que afloje.

Pido una de esas noches de silencio, de escuchar, de sentir que hasta el viento tiene otra textura, de esas que te hacen creer que serias capaz de enamorarte del primero que pase. Por tonto que suene.

Porque solo estas enamorada de ese olor a frio y a lejos.

De ese olor a puto fin del mundo.

No sabes de que hablo. Lógico. Ese sitio esta bien reservado. No sea que alguien más se enamore de él y me deje sin mi trocito de cielo, sin sueños de pajaro, sin miedo de crios bajando una montaña.

Un lugar asi te hace creer que aún quedan cosas buenas en la vida.
Que se siguen guardando secretos.
Que se siguen cumpliendo promesas.
Que se sigue besando en vivo y en directo, en mitad de cualquier cuidad.
Cortando en tráfico por hacerlo en un semáforo en verde.

¿Tu tienes un lugar asi?

Un sitio donde las posibilidades de éxito sean infinitas.

Un bar, una terraza, una cama, un ...

Un mundo a parte. Donde creer en cuentos y gritar hasta dejar allí toda esa sensación de mal estar.

Yo necesito volver.

Y gritar.

Dejarme la voz.

En ese sol.

En esa paz.

En ese color naranja del que espera a que caiga la tarde y ve alejarse al sol.

Dime ¿cuantas veces viste amanecer desde cualquier ciudad? ¿ático? ¿ventana? ¿colchón? o ¿brazos?

Y dime... ¿No lo echas de menos?

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