jueves, 24 de julio de 2014

De un salto.


Este mes he llorado de alegría, lo juro.



¿Has saltado alguna vez sobre una nube?

Yo también quiero.

*

Hemos decidido empezar por correr de frente al desastre,
hemos decidido ser unos suicidas de sentimientos
y los hemos dejado morir en los escombros del pasado.

Ahora somos unos locos que viven con la sonrisa pegada a las costillas
y nos encanta.

Ahora tendemos a un infinito que solo termina si cierras los ojos y decides no soñar.

Y aquellos que decían que debíamos cerrar las puertas
han aprendido a dejar de escuchar la lluvia desde el sofá de su casa.
A ellos yo les pregunto si alguna vez han sido capaces de cerrar la puerta; estando ellos fuera.
Expuestos.
Si se han escuchado,
si alguna vez desde la comodidad de su existencia 
han decidido dar un salto.

Hemos construido puentes con los restos de nuestros muros y ya nada nos pesa en los tobillos.
Nada que no sea el peso de su risa colgada en mis costillas.


"Voy a ser feliz a tu costa, que no se te olvide"


Yo quiero tus esquemas,
por que cariño,
desde que te conocí descolocastes los míos.

Y me arropo sin frio gracias a vosotros.

Por que me habéis llamado loca al menos tres veces esta ultima semana,
loca por decir que volar debe ser como andar sabiendo que no te vas a caer.
Que no importa la gravedad.

Eso es un cuento chino,
que nosotros volamos con los pies bien pegaditos al suelo.

Solos nos basta,
solo hace falta que alguien te mire y te comprenda.

Que alguien te eleve.

No creo que nadie sea capaz de saber cuan insignificante es,
al igual que no creo que seamos conscientes de las veces que dejamos huella.
La de los dedos digo.
Que la del zapato sabemos perfectamente donde la ponemos.

Y vamos por la vida con la ilusión de un crío en noche de reyes
rozando y buscando donde dejar un pedacito de nuestra carga.

Buscando que nos dejen sin aliento en el primer round.

Recuerda que no hay golpe más fuerte que el tuyo de vuelta,
quiero decir, que aunque te digan que nadie golpea más fuerte que la vida
nosotros seguiremos siendo más hijos de puta.

Andamos mirando de frente al destino,
como si no nos diese miedo que de un momento a otro
el mundo se parase,
nos mirase de frente
y decidiese seguir girando.

Rozando la insignificancia.

Pero con mucho valor.

Que es como siempre nos ha ido mejor.




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