sábado, 8 de agosto de 2015

Simplificate



No te compliques la vida buscando llaves
que abran puertas al olvido,
no lo hagas, porque cuando buscamos repuestas,
es que queremos huir por la ventana.

No busques el amor en otra persona,
aprende a quererte a ti mismo,
a encontrarte,
a ser tu propio candado.

Espera siempre menos de lo que tu darías,
porque así recibirás más de lo que esperas
e invierte en la felicidad de una sonrisa esporádica
de quien siempre trata de sacar la tuya.

No tengas miedo de marcharte,
a veces, simplemente,
la gente se va.
A veces, solo,
pierden el interés.

No creas que los demás tienen ganado el cielo,
ni que no invierten el esfuerzo que creen necesario en conseguir algo,
aunque tú pusieses más.

Cada persona tiene derecho a elegir que porcentaje dar a cada riesgo.
Pero arriesgate siempre. Hazlo.
No creas que no lo mereces o que no eres suficiente.

Nadie ganó un premio a la cobardía nunca.
Y quien lo intentó
al menos ganó un impulso para la próxima.

No mires con pena a quien no tiene la misma fortaleza que tu en algún momento,
seguramente en otra situación seas tu quien se sienta perdido
y solo necesite una mirada de apoyo.

Y lucha, ante todo y contra todo lo que no te guste.
Lucha por ti, por tu familia, por tus amigos, por los desconocidos.
Cada acto que hacemos con fuerza nos marca el camino.

Y no juzgues.
Se siempre la parte menos conflictiva,
pelear por lo que te importa es una cosa
y contra alguien es otra muy distinta.

Disfruta de cada paso del camino, 
de cada huella que dejes,
de cada huella que te dejen
para seguir.
Disfruta del sol y de la lluvia,
de ser feliz y de estar triste,
de otros y de la soledad.

Simplificate y quédate con todo lo que te haga aprender.

Sé feliz.