Un
octubre se ha asomado por un sobre y ha dejado caer dos rosas secas.
Yo
estaba buscando la manera lógica de colocar unas fotos cuando me he dado cuenta
de que por fechas no era la mejor manera de reorganizar mis recuerdos.
Y he
querido imaginar finales alternativos para aquel octubre de hace ya, como, un
par de años.
O puede
que algo más, - sonrío - mira para eso no tengo memoria.
Seguro
que tengo la fecha exacta escrita en el reverso; pero si no he tenido el valor
de mirar las fotos, menos de ponerle un orden.
Pero al
cerrar la caja yo tenia la misma sonrisa que el día que me hice las fotos.
La
misma.
Y de veras, jamás creí que eso fuese posible.
Creo
que en ese sobre esta guardado uno de los últimos momentos de felicidad con
alguien.
De los
de verdad al menos.
Antes
de que todo se desmoronase.
Supongo
que no hay manera delicada de decir que soy feliz así.
Que no
hay espinas,
que a
veces cuando te marchas,
te
prometen que volverán,
te
dicen que han pensado mil veces en hacerlo,
pero tu
nunca lo has visto.
Y, ojo.
Que no
te parezca suficiente tampoco es malo.
Hay
fantasmas que se materializan a una velocidad de vértigo en mitad de una semana
y no avisan. No te dicen que están de vuelta.
Pero con
el tiempo les perdemos el miedo, el cariño, el respeto o lo que sea que nos
hace mirar al suelo siempre que aparecen cruzando un paso de cebra.
En uno
de esos estaba yo mientras imaginaba el mayor numero de finales alternativos
posibles.
Pero,
es que me he dado cuenta de que todos eran mas bonitos que este.
Pero
ninguno me convencía lo suficiente.
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