lunes, 20 de enero de 2014

Café del martes.

Suena una canción, creo que es algo celta; en un bar que no es el de siempre.

El café humea y huele a sueño contenido de varios días, a ganas de meterse de nuevo en la cama, a energía para tirar un día más para delante.

Ojalá cuando llegue a casa no se me caiga el mundo a los pies.

Que ya me he dado cuenta lo mucho que me gusta la rutina de los de siempre,
al menos dos semanas al mes.

Y pido por favor que no tarde demasiado en enamorarme de algo.

Y no digo de alguien, porque no me importaría, para nada, enamorarme de un libro o de un dibujo, de una película de esas que cuando las ves por décima vez empiezas a llorar porque sabes que va a pasar.

Necesito con urgencia perder la cabeza por algo,
por lo que sea.

Por que esto me gusta, ya lo he dicho. He descubierto que el cafe de siempre, donde siempre y con los de siempre me gusta pero necesito más.

Hoy, ahora, necesito que alguien tire por los suelos mis propios convencimientos.

Algo que me haga abrir los ojos.

Es aun temprano,
no se que hago pensando en estas cosas.

Pero es que he leído que tu cerebro piensa de manera inconsciente al menos 38 veces en tu persona especial, y yo me he dado cuenta de que no tengo ninguna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario