sábado, 27 de junio de 2015

Tus veinticinco.

Tiene una sonrisa de costilla a costilla
y más de un amor semiolvidado.

Nunca antes,
hasta que llego ella a dejarnos sus desastres,
había visto a nadie enfrentarse al amor tan de frente;
                                                                      tan de lleno,
                                                                          tan de puta madre,
                                                                                   tan a toda hostia.

Que al final,
debe ser la unica forma de afrontarlo.

Siempre pensé que ser feliz debía tener un precio,
debía costar un minimo. Como una especie de peaje.
Pero ella también nos ha demostrado que ser feliz no tiene nada que ver con eso,
que es algo sencillo y que lo merecemos.

Se muy bien que la vida no ha sido justa con ella. 

Que le han bandeado,
         se lo han puesto dificil,
                               pero no se nota.

No, porque ella levanta la mirada
y le pide al camino otra piedra,
                                             y otra,
                                                 y otra,...

Y a pesar de todos vosotros
ella sigue siendo buena. 
Es abrigo, consejo, locura.
Siempre tiene esas ganas de pelear.

Se define kamikace y lo es,
la definimos única y nos quedamos cortos.

Y sinceramente
cuando tenga un hijo le contaré como creé
mi propio mundo
peldaño a peldaño gracias,
también a ella.

Le pondré su ejemplo cuando hable de
como hay que luchar por lo que uno quiere,
todos los días.

Le diré
que una vez
hubo una mujer
que miro a los ojos al miedo
y que yo pude ver como lo hacía.

Quizás yo nunca sea capaz de hacerlo,
pero aprendo de ella.

Porque cuando yo me caigo
ella también recoge una lección
y cuando ella se cae
nos sentamos a su lado
y dejamos que llore,
que se deje querer,
que se deje aliviar
y después;
cuando la tempestad ha pasado
la vemos levantarse.
Sola.

Gracias por llegar y no irte.
Gracias por saber que las cosas no son sencillas, pero si posibles y hacer que lo memorice.

Y felicidades, que para ser feliz ya nos tenemos a nosotras.

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