La verdad es que no soy tan valiente como pensaba,
que aún me sonrojo si me cruzas con la mirada
y que suelo soñar mirando por la ventana.
Que tiendo a idealizar
y a castigar cosas irrelevantes
Y que si algo me viene grande no encuentro cinturón que lo sostenga, y bueno, me quedo quieta.
Que no se romper, ni minimizar, ni destruir cualquier conversación relevante, sea del tipo que sea.
Me duela o no.
Que sigo buscando estrellas bajo las luces de Madrid, porque me niego a pensar que estoy tan contaminada.
Y entiendeme.
Una vez quise ser cielo pero me daba mucho vértigo.
Vivir en las nubes es precioso hasta que llega una tormenta y solo quieres meterte en la cama - de alguien-
Y abrazarlo muy fuerte, por si cuando amaine decide marcharse.
Joder. Como duele. El pecho, cuando estoy entre la espada y la pared.
He prometido al menos dos veces que avisaria al volver y no lo he cumplido. He dicho que haría hueco al menos quince y he jurado cervezas. Todos los días.
Pero es que creo que si lo hago me daré de bruces con una situación q no podre controlar.
Pero bueno, tal vez este sea uno de esos días negros en los que todo tiende a una mierda. Y esas cosas que pensamos después de doce horas fuera de casa.
Lo siento. Siento comprometerme con todo aunque no sea asunto mio y siento bajar la cabeza cuando tengo que decir que yo, estoy aquí, que soy capaz, que no me hace falta empujón ni hostia para dar el salto.
A veces es que nos damos cuenta tarde o simplemente no queremos darnos cuenta.
Me siento.
Grande, muy grande.
Puedo
No hay comentarios:
Publicar un comentario